Migrando de Tachira (Venezuela) a Norte de Santander (Colombia), Karen* con 15 años llegó a territorio nacional en compañía de su madre y hermana de 14 años. De Venezuela, Karen se trajo los recuerdos que durante casi toda su vida, construyó al lado de su familia y el deseo de volver a su casa en el campo para volver a ver los paisajes que allí se divisaban. Sus metas ahora radican en formarse como una buena estudiante y así cambiarle el presente a su madre, quien trabaja en casas de familia, mientras su padre en Bucaramanga limpia piscinas. Actualmente, *Karen hace parte del programa “Acceso a una Educación Segura y de Calidad en el Catatumbo”, con un papel clave en el “Observatorio de los derechos de la niñez”, en donde espera aprender sobre esto y enseñar a sus compañeros del colegio, que ha sido marcado por enfrentamientos de grupos armados que terminan por interrumpir su acceso a la educación.
La historia de *Karen contada en sus propias palabras:
“Dejar Venezuela, al principio, fue un poquito duro. Pero, con el apoyo de mi familia hemos podido avanzar en cuanto a la educación y aquí han sido muy acogedores, nos han apoyado muchísimo. Llegué con mi hermana y mi mamá, ella siempre está con nosotras, pendiente de nuestro estudio para salir adelante porque ese es nuestro único deber. A mi me gustaría estudiar para cambiarle la vida a mi mamá, ella trabaja en casas de familia y quiero cambiarle esa realidad, ese presente que vivimos ahorita”, cuenta *Karen.
Para esta joven de 15 años, la educación significa salir de la situación de vulnerabilidad actual y ayudar a construir una sociedad distinta en el país, reforzando ese ideal con las palabras del rector de su colegio que siempre son “si uno lo quiere, puede” y “si uno lo sueña, tiene que trabajar por ello”.
“Aquí se ve mucho reclutamiento y zonas de conflicto de parte de grupos armados. No quiero involucrarme en eso, porque pese a que no tengo claro mi futuro, desde chiquita he querido ayudar a las personas y que la gente me recuerde como una buena persona y solidaria. Quiero llegar a cada rincón del país donde están los niños y niñas que no tienen acceso a la participación en la sociedad”, narra.
Sobre Save the Children, *Karen la reconoce como la salvación de los niños, niñas y adolescentes dando voz, justamente, a “población como yo”.
De Venezuela recuerda que, “en frente de la casa teníamos prado, y mi papá trabajaba con ganado. Una vez mi papá nos dijo que le lleváramos un ternerito, yo no sé como hice para agarrarlo, pero arrancó a correr y me arrastró a mi por todo el campo. Terminé con las rodillas raspadas, una experiencia para recordar”, expresa.
Contexto e información del proyecto:
Ocaña es un municipio que hace parte de la tradicional región Catatumbo en Norte de Santader conectando por carreteras nacionales con Cúcuta, Bucaramanga y Santa Marta. Debido a su ubicación rural, Ocaña ha tenido un desarrollo y contexto afectado por el conflicto armado a manos de distintos actores ilegales ya que sus densas montañas facilitan su tránsito clandestino, pese a que su economía está basada en la gastronomía, los oleoductos petroleros, la agricultura y el turismo.
Save the Children Colombia inicia su trabajo en Norte de Santander desde 2015, a través de diferentes proyectos. A partir del 2018, iniciamos un acompañamiento en la zona conocida como “Catatumbo”, con nuestro proyecto “Somos Educación” y, recientemente, con el proyecto apoyado por la Agencia de Cooperación Noruega: enfocados en el “Acceso a una Educación segura y de Calidad en el Catatumbo” centrado en el fortalecimiento de habilidades en la alfabetización y la aritmética. Con este ultimo proyecto que se implementará por 4 años en la zona, se busca beneficiar a más de 15.994 niños, niñas y adolescentes que viven en la zona y quienes han sido altamente afectados por el conflicto armado, la pobreza, la migración y la falta de acceso a servicios básicos en la región noroccidental del país focalizando seis municipios: Ocaña, Ábrego, El Carmen, La Playa, Teorama y Convención.